27/06/2025

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Tragedia en Hong Kong: DEPORTACION DE REFUGIADOS

26/12/1974
Comenzando el último día de noviembre de este año, el gobierno de Hong Kong ha forzado a casi 200 ciudadanos chinos, fugados del continente desde esa fecha, a regresar al con tinente. Un refugiado llegado a Hong Kong el día dos de diciembre - es decir, al tercer día de estar en vigencia esa decisión del gobierno de Hong Kong, manifestó tener conocimiento cierto de la ejecución por los maoistas de tres de los fugados que habían sido enviados nuevamente al territorio chino continental. Un corresponsal del matutino de Taipei, "Lien Ho Pao" (United Daily News) escribe el 16 del corriente que ese día llegó un nuevo grupo de 55 personas: la edad de 51 de ellos oscilaba entre los 18 y los 26 años. El corresponsal describe las escenas desgarradoras que debió presenciar al ser informados aquellos desdichados que debían regresar al continente. Elementos de la policía y el ejército de Hong Kong debieron usar violencia para cargarlos físicamente en un camión destinado a llevarlos hasta la frontera y entregarlos a las hordas maoistas. Los desgraciados escaparon varias veces del camión y al ser atrapados nuevamente se postraban en el suelo rogando e implorando con lágrimas que no se los obligara a regresar al continente. Cualquier persona con un mínimo de sentimientos humanos experimenta indignación y repulsión ante actitud tan cruel y despiadada. Dónde está la tan mentada caballerosidad británica? Dónde el culto de la libertad, el Fair Play, la generosidad? El gobierno de Hong Kong ha pretendido paliar su despreciable actitud con falsas razones, pero es sabido que esa infame decisión proviene de "negociaciones" entre el gobierno británico y el régimen maoista. Echando mano de otra de sus muchas mañas, el régimen maoista encontró forma de obligar al gobierno británico a acceder a sus exigencias. Desde hace algún tiempo los maoistas comenzaron a enviar a Hong Kong un crecido número de personas de edad avanzada o salud deteriorada - los "económicamente inútiles" - Esas personas salen del continente con pasaportes y todos sus documentos en órden y reciben el nombre de "inmigrantes legales" en Hong Kong. La colonia británica ha procurado por varios medios impedir el acceso de esas personas que, por sus condiciones de edad y salud representan una carga adicional para la población de Hong Kong. La condición de los maoistas fue simple: prohiban absolutamente la entrada de "inmigrantes ilegales", como se clasifica a los fugados, y nosotros disminuiremos el número de los "legales". Ignoramos si los maoistas usaron de otros modos de presión; pero el juego despiadado con personas humanas como si fueran piezas de un juego de damas para pretender dar veracidad a su vergonzosa afirmación en las Naciones Unidas que "en Hong Kong no había refugiados del continente chino" los muestra en toda su bestialidad. No han faltado voces que han hecho oir su indignación ante esa clara violación del más fundamental derecho del hombre. El Gobierno de la República de China, los órganos parlamentarios, asociaciones cívicas y los órganos publicitarios han elevado sus enérgicas protestas y apelado al gobierno de Hong Kong y al de Inglaterra para que pongan fin a tan inhumana práctica. El semanario londinense "The Economist" manifestó consternación ante la medida, afirmando que son muchos los que la reprueban en Inglaterra. "The Economist" nota que aunque los maoistas no han comentado oficialmente, los dirigentes en Hong Kong no han ocultado su satisfacción con la actitud del gobierno de la colonia. La revista de Londres recuerda que en 1966 Macao cedió ante la violencia desatada por los maoistas y se comprometió a deportar al continente todos los fugados, pero Hong Kong se mantuvo firme en sus principios rehusando claudicar ante las presiones comunistas. Otra voz autorizada viene desde el mismo escenario de los hechos. Derek Davies, editor de la revista "Far Eastern Economic Review" que se publica en Hong Kong analiza una a una las razones pretextadas por el gobierno de Hong Kong en apoyo de su decisión, a la que Davies, quien es ciudadano inglés, llama "despreciable". Rebatiendo esos pretextos con razones verdaderas, Davies concluye que "es deshonesto por parte del gobierno de Hong Kong pretender que los refugiados ilegales representan una amenaza para el nivel de vida local o para las oportunidades de trabajo." El pueblo mismo de Hong Kong ya sea individualmente, ya por medio de diversas asociaciones cívicas, ha protestado y repudiado la cruel medida. El "Reform Club" de esa ciudad ha sugerido que se permita a los refugiados permanecer en la colonia hasta tanto se pueda establecer concluyentemente si cuentan con personas u organizaciones dispuestas a garantirles ocupación adecuada o emigración a otros países, y sólo entonces adoptar decisiones, caso por caso. Pero el gobierno británico y el de Hong Kong han permanecido sordos ante el clamor. Es común en nuestros días que gobiernos y personajes distinguidos de varios países expresen su preocupación por la suerte de tales a cuales personas a quienes se considera perseguidas por los regímenes imperantes en sus países, e inicien o apoyen "movimientos" para dar la libertad a tales personas. Porqué no se hacen oir esas voces en este caso? O es que si el perseguidor es Mao Tse-tung se debe condonar cualquier crimen? La República de China ha recibido y continúa recibiendo con los brazos abiertos a cuantos fugados del continente quieran establecerse aquí. La Asociación de Ayuda a los Refugiados no sólo atiende y ayuda a los que llegan a Taiwan sino también en el mismo Hong Kong les extiende la mano fraternal. Porqué entonces, enviarlos a las represalias brutales o a la misma muerte cuando aquí y en otras muchas partes del mundo se desea recibir y ayudar a los que han tenido el valor de exponer sus vidas en procura de su libertad y dignidad humana?

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